No es la homosexualidad, es lo inmoral de aquello lo que provoca la cólera en mi. Es cierto que se puede nacer gay, pero, así como nos aguantamos las ganas de orinar en la misa, asimismo debe templarse el alma de quién nace con este defecto: la abstinencia de por vida. Así como uno no imagina matar a alguien dentro del curso normal de su vida, no se ve obstáculo para no imaginar tener relaciones genitales con un ser del mismo sexo.
Dios nos libre.
Dios nos libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario